Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Siento decir que nuestra querida ciudad ha estado, y está, olvidada por la Generalitat de Catalunya. Más allá de nuestro autoconcepto de ‘ciudad guay’ y de que Sant Cugat haya sido cantera de ilustres Consellers, y de que estos se dejen ver bastante por nuestro municipio, la verdad es que esto no se ha traducido en una mejora en las infraestructuras y servicios que nos debería prestar la principal administración de nuestra Comunidad Autónoma.La lista de agravios es interminable, pero citaré tan solo algunos a modo de ejemplo: a nivel sanitario seguimos sin tener un hospital de referencia para Sant Cugat y Rubí, ciudades que en unos pocos años sumarán casi doscientas mil almas. Lo último que se supo acerca de este asunto fue la ridícula apuesta que hizo el en su día Conseller Comín poniendo una cifra para adquirir el Hospital General de Catalunya que resultó ser un simple gesto de cara a la galería. Seguimos sin tener urgencias pediátricas ininterrumpidas y cada año tenemos que reivindicar por activa y por pasiva que no cierren el CAP de Valldoreix. Del posible consultorio en el barrio de Sant Francesc, nada se sabe.

En cuanto a educación tampoco apuesta la Generalitat decididamente por nuestra ciudad. Se ha desentendido de todas la circunstancias negativas que han rodeado a La Mirada. Pese a que lo normal es que el coste de una escuela lo asuma el Departament d’ Educació, somos los contribuyentes de Sant Cugat los que vamos a tener que costear mayoritariamente este equipamiento cuando esto no debería ser así.

Algunos de nuestros barrios, en especial, sufren este abandono endémico. El mejor ejemplo es probablemente Can Barata, donde la famosa rotonda que tiene que dar un acceso seguro al barrio ni está ni se la espera. Por mucho que sus vecinos hayan venido prácticamente a todos los plenos a reivindicar esta infraestructura y hayan tenido más paciencia que Job, lo cierto es que el pasotismo de la Generalitat es absoluto.

Podría seguir hablando de la gratuidad que tendrían que tener los peajes de los Túneles de Vallvidrera, o la necesidad que nuestra ciudad tiene de albergar unos juzgados dignos (más allá del juzgado de paz) que den servicio a los vecinos y no nos tengamos que desplazar a Rubí. Podría, repito, hacer una lista muy extensa de todo lo que creo que nos corresponde.

Estaría bien que, además de firmar en los libros de honor y pasearse por la plaça Octavià, los diversos Honorables Presidentes de la Generalitat y los respectivos Consellers, es decir, los que tenemos ahora y tengamos en el futuro, consideren invertir en una ciudad cercana ya a los cien mil habitantes y que, pese a su buen nombre, sufre muchas carencias que deben ser atendidas sin más demora.

 

Sergio Blázquez (@SergioBlazquezA) es regidor del Grupo Municipal de Cs en Sant Cugat