Entrar en Sant Cugat y ver las rotondas floridas mola. Somos Europa. Te traslada a todos esos rincones donde el gusto va unido al civismo. Jardineras en las gélidas tierras del norte, en verano, llenas de geranios, convierten aquello que era nieve en vida y alegría.

Hay un coste y eso está claro. Podemos criticarlo y podemos pensar que las rotondas pueden estar cubiertas de hormigón y ser pintadas de verde. Es otra solución, está claro, pero esa belleza de la naturaleza, ese homenaje a la flor como súmmum de lo estético, lo bello, lo inútil. Eso también es cultura. Formar parte de las Viles Florides es pertenecer a algo que va más allá de lo pragmático, solo busca la belleza. Y de ella puede salir el cuidado, la mirada del otro, la pertenencia, al final de todo ello: el civismo. Que nadie se lleve ninguna, que podamos disfrutar todos al pasar del espectáculo.

Claro está que una ciudad que se permite esas flores debería haber hecho antes los deberes. Roma llegó a tener el Panteón después de extender alcantarillado y acueductos por un imperio. Y Sant Cugat pone las flores abajo y deja los cables arriba.

Hay un lugar llamado les Planes subiendo Collserola. Sigue siendo Sant Cugat. El aire es limpio y las vistas espectaculares. Los vecinos comunican una y otra vez la existencia de unos cables en unas calles. El estado de los mismos, la mezcla de luz y telecomunicaciones hacen que ‘el problema sea muy difícil de solucionar’. O sea, que ahora no toca o no hay dinero o ganas de poner firmes a todas las compañías que haga falta. El tema es importante y grave. No hay nada igual que ver a un ayuntamiento recibir esa queja y no hacer nada.

¿Cuántos años llevan los vecinos de arriba que pagan los mismos impuestos que los de abajo pidiendo una solución? Pelotas fuera. La solución no se la vamos a dar nosotros a ingenieros y empresas, mucho menos a las administraciones que tienen aún más poder que estas últimas. Pero es que el poder, hay que saber ejercerlo.

El caso es que flores arriba, cables abajo no lo vemos. Las calles de las fotos oficiales de esta nuestra ciudad están impecables y los cablecitos que hay que arreglar en les Planes cuestan. El domingo 18 de junio cayó uno de baja tensión en mitad de sus calles; las chispas que soltó fueron impresionantes. Ante esto, no cabe más que priorizar al máximo el tema y dar una solución. Que nadie olvide que ese vuelo por donde pasan esos cables es Sant Cugat y su ayuntamiento es responsable.

Las flores alegran nuestra vida, pero los vecinos de Sant Cugat no merecen cables que jueguen con las suyas.

 

Munia Fernández-Jordán (@muniafj), es concejal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Sant Cugat

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