Los jóvenes de Sant Cugat disfrutaron de una fiesta de fin de año en el pabellón público de la Rambla del Celler. 

¿Todos? No. Algunos, al poner el pie en la pista, al instante percibieron que no eran bienvenidos. Su libertad quedó cercenada.  

En el lugar más destacado del polideportivo un mensaje rechinaba. Esa lona, pancarta, o trapo pintado les estaba diciendo a la cara; “no somos iguales, chaval”, “nosotros podemos poner aquí lo que nos dé la gana y tú no”, “nosotros somos los dueños”. Y algo más importante: “tú calla”.

Se trataba de una pancarta de ARRAN, los mismos que señalan las casas de los jueces con pintura, los mismos que se llaman antisistema, pero que siempre acaban pisando moqueta con sueldos públicos. Los anticonvivencia. Los que van de pacíficos callando voces que les llevan la contraria. 

Esto es lo que tenemos, un ayuntamiento de ARRAN gracias al PSC.

Los demás, calladitos. Por todo Sant Cugat. Uniformidad. Una voz única. ARRAN manda y, por supuesto, piensa por todos nosotros.

Mas, aún hay muchos jóvenes que no fueron a esa fiesta dispuestos a ser un muro de contención frente al sectarismo intolerable del nacionalismo excluyente que se pudo publicitar gratis en una fiesta que debería haber sido de todos. A todos ellos: gracias por aguantar lo inaguantable.

Munia Fernández-Jordán (@muniafj), es concejal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Sant Cugat