Resulta apasionante seguir las obras que se realizan en una ciudad cuando es agraciada con las Olimpiadas. La carrera contrarreloj es narrada por los medios de comunicación de todo el mundo y podemos ver desde el móvil, por ejemplo, como parece imposible que lleguen a tiempo. Huele a pintura cuando los deportistas desfilan el día de la inauguración.

En todo ese proceso que culmina un día que jamás puede ser cambiado porque nos pondría ante el fracaso de la tecnología frente al albur, el hombre se mide contra todo tipo de obstáculos porque levanta obras que nos concilian con la humanidad. Mucho antes de que los héroes del deporte nos eleven a todos al Olimpo, nos llevan los arquitectos e ingenieros que se miden contra inmensos obstáculos: el primero y más importante, el Estado que les ha contratado…

Ahí vamos. La ejecución de una obra pública debe tomarse por la administración como la operación a vida o muerte para el cirujano o el lanzamiento del satélite para la NASA. Y lo lógico es que los políticos al frente de cualquier administración se tomaran las obras como el estadio olímpico de un Foster o un Moneo. Pero va a ser que por estas latitudes, eso, como que no…

Los vecinos de les Planes siguen sin la pista cubierta. Igual ahora cuando este texto se escribe acaban de poner el último tornillo, pero todo llega tan tarde que se podría tomar la actuación política del Ayuntamiento de Sant Cugat como ejemplo de lo que no se debe hacer en la contratación administrativa. Estas gentes se quedaron sin sus anheladas fiestas del mes de septiembre, soportaron promesas de fechas que nunca llegaron y lo hicieron estoicamente. ¿Por qué? Porque no hay voluntad de que esa obra sea algo esencial, algo grande, algo importante. Sólo afecta a unos pocos vecinos que viven allí arriba. No son unas olimpiadas.

Malos tiempos en política cuando los gestores que están en lo más alto hacen el ridículo frente a sus ciudadanos de tal manera. Pierden por partida doble, por desleales y por incompetentes. Pero lo peor de todo es que, en este absurdo, perdemos todos.

Munia Fernández-Jordán (@muniafj), es concejal de Ciutadans en el Ayuntamiento de Sant Cugat

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