A día de hoy son ya 2.152 empresas las que han trasladado su sede social fuera de Catalunya. El pasado viernes, por poner un ejemplo, 86 compañías tomaron tan drástica decisión. Y esto, en realidad, es tan solo la punta del iceberg. Lo más grave está por llegar.

Alguna vez habrán escuchado aquél refrán que reza ‘cría buena fama y échate a dormir‘. Pues bien, esto es particularmente cierto cuando hablamos de economía. Pero por desgracia lo contrario también lo es. Si bien España en general, y Catalunya en particular, han sido vistos como lugares propicios para la inversión en las últimas décadas, la inestabilidad económica que ha provocado el gobierno de Junts pel Sí de un tiempo a esta parte ha minado nuestra credibilidad.

Haciendo un símil, bien podríamos decir que estamos incubando un virus y que en pocos meses se desarrollará la enfermedad con efectos, no me cabe duda, plenamente tangibles y reales. La paralización de las inversiones acabará generando una caída en la producción, que a su vez como efecto dominó supondrá una contracción en el consumo. El producto resultante es previsible: paro o menor crecimiento. Pobreza, dicho en una sola palabra.

No quisiera dejar pasar por alto la oportunidad para denunciar, en consecuencia, la invalidez de los presupuestos que el PDeCAT ha presentado en nuestro municipio para el próximo año. El escenario planteado para cuadrar los números se basa en un optimismo desbordante de crecimiento económico. Además de ser una hipótesis de trabajo que repito, y ojalá me equivoque, es falsa, resulta que incumple el principio de prudencia por el que se deben regir empresas y administraciones públicas.

A nivel municipal esto supondrá, muy previsiblemente, tener que aumentar nuestro ratio de endeudamiento, lo cual es pan para hoy pero hambre para mañana. A largo plazo los efectos serán una caída en la cantidad y calidad de los servicios que el ayuntamiento ofrece. Mal negocio, el que nos propone la Sra. Conesa.

Para finalizar esta breve columna ni que decir tiene que los que terminarán pagando el pato y saldrán más perjudicados serán los de siempre: jóvenes, desempleados, jubilados con rentas bajas, etc.

Porque a estas alturas de la película ya todos deberíamos saber que los que han provocado y alentado la incertidumbre económica, es decir el nacionalismo que actúa al margen de la ley y de forma unilateral, se han ocupado muy mucho de ponerse el cinturón de seguridad antes del choque de trenes. Dejando al resto de pasajeros, dicho sea de paso, a su suerte.

Mientras el pueblo llano soportará la irresponsabilidad de sus actos, ellos seguirán a lo suyo: mareando la perdiz con el monotema y disfrutando de mejillones en Bruselas. Calentitos en algún restuarante de la Grand-Place, con sonido de violines al fondo.

 

Sergio Blázquez (@SergioBlazquezA) és regidor del Grup Municipal de C’s a Sant Cugat

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