La semana pasada tuve la oportunidad de asistir a la Memoria 2016 de Cáritas Sant Cugat. Me veo casi en la obligación, escribiendo este breve artículo, de agradecerles su labor, su servicio, y especialmente su actitud.

Durante la presentación de dicha Memoria surgieron varios debates interesantes. Quien se acerque a consultar los números verá que el presupuesto de la entidad no llega, aunque se queda muy cerca, al millón de euros anuales. Sin embargo, convendría resaltar que si un organismo público tuviera que acometer la misma labor su presupuesto debería ser mucho más alto. Esto es debido a que ni en los ingresos ni en los gastos de Cáritas aparece contabilizado económicamente la aportación de los muchos voluntarios con los que cuenta. Miles de horas de trabajo gratuito y altruista.

Cáritas da de comer, pero no solamente es dar de comer: la inserción laboral, la formación o campañas como ‘Un nen, una joguina’ forman parte de los numerosos proyectos en los que la organización está inmersa.

Otro de los componentes destacables que tiene la entidad es el de su autofinanciación respecto al erario público. En este sentido, apenas el 8% de su presupuesto le viene dado por el ayuntamiento. Cifra que algunos creemos, con todo motivo, debería ser revisada al alza en futuros ejercicios. Hay mucho por hacer.

Cáritas y sus voluntarios son en definitiva el ejemplo viviente de los mejores valores cristianos y de su aplicación en el ámbito terrenal. Cuidar de los pobres de nuestra ciudad y hacerlo a la vez de una forma sencilla, abnegada y callada. En definitiva, humilde.

Sergio Blázquez (@SergoioBlazquezA) és regidor del Grup Municipal de C’s a Sant Cugat

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