Nuestros hijos inician en unas semanas el nuevo curso escolar donde los protagonistas no son ellos, el sistema educativo o el coste desorbitado del material escolar: el actor principal en el próximo trimestre lectivo será la evolución y las consecuencias de la pandemia.
Como la mayoría de los padres, he seguido con ansiedad las noticias respecto a las directrices para familias y centros escolares antes de su reapertura. El resultado es desolador: a la inactividad del gobierno de Pedro Sánchez a la vuelta de sus inmerecidas vacaciones se suma la desaparición de los consejeros de ERC – educación y sanidad – ante la que se nos viene encima a las familias.
El listado de medidas preventivas propuestas es insuficiente e inasumible en las escuelas públicas donde la falta de inversión histórica y recortes de las diferentes consejerías convergentes y de ERC han provocado en las aulas una sobrepoblación injustificada. Y más de 20.000 alumnos hacinados en barracones.
Sin querer ser pájaro de mal agüero, la mala gestión de los gobiernos nos abocará a un final previsible, arrastrando a toda la educación – pública, concertada y privada – al cierre de sus instalaciones por la imposible implantación de las medidas en la escuelas, responsabilidad exclusiva de los republicanos.
¿Y plan B? Echo en falta una planificación seria de medidas paralelas de formación telemática para aquellos alumnos que deban permanecer en cuarentena o que, en el caso del cierre de las escuelas por rebrote, puedan acceder a las clases online desde sus hogares. Al final, me temo, la responsabilidad recaerá sobre las familias y nuestra capacidad de gestionar los desvaríos de nuestros gobiernos municipales, autonómicos y nacional.
Aldo Ciprian (@a_ciprian) es Portavoz del Grupo Municipal de Cs en Sant Cugat