La Navidad ya pasó y espero que se haya llevado la independencia con ella.
Por fin, la normalidad. No es que no me guste la Navidad – que sí me gusta aunque traiga con ella pinceladas melancólicas – si no que con la madurez el color de estas fiestas está más desvaído y ha perdido la brillantez de tiempos pasados. Así como la oleada independentista que está disolviéndose lentamente e intenta reinventarse con poca o nula imaginación en el transcurso de los días, dejando atrás su violenta locura. Del mismo modo, el sentimiento que nos provoca en nuestro interior el paso de las Navidades por nuestra vida también cambia y madura.
Pero al contrario que la Navidad que deja a su paso nuevos proyectos, nuevos caminos, nuevos objetivos al coincidir con el final de un año y el principio de otro, la independencia solo está dejando a su paso, tristeza, cólera, incertidumbre y la absoluta comprensión- por parte de la ciudadanía – de la miseria política que nos han vomitado a los catalanes.
He observado estupefacta – al igual que mucha otra gente – como en la TV3 emitían la Cabalgata de Reyes de Vic y se veía a los niños con farolillos independentistas que movían con ilusión en sus manitas inconscientes. Como si a los Reyes Magos les importase mucho las creencias de los fanáticos que han pensado que el uso de la infancia está permitido para hacer propaganda.
Señores, que los Reyes Magos son magos y tienen el poder de leer en sus corazones y en su alma y no creo que haya sido una lectura agradable para ellos. El hecho de que hayan llegado al extremo de utilizar a los niños, que son el paradigma de la inocencia, para hacer propaganda de la causa independentista nos dice hasta qué punto están ustedes degenerando. La Navidad es una época del año para intentar vivir en paz con el prójimo y en el que se debe hacer propósito de enmienda sobre nuestras malas acciones pero parece ser que ustedes han entendido mal la idea y están haciendo exactamente lo contrario, deslizándose por una pendiente de desesperación y locura que los aleja de los buenos sentimientos que deben imperar en esta época del año.
¿Han pensado ustedes para el próximo año en escribir una carta a los Reyes Magos? ¿O a Santa Claus si les gusta más o son republicanos? A ver, que solo es una idea porque dudo mucho que a ustedes les importe en lo más mínimo. Y les prometo que no tendrán que sentarse en sus faldas si no quieren, aunque les creo capaces de hacer el más absoluto ridículo para obtener esa atención que el mundo les sustrae. Creo que una cartita les hubiera evitado muchos disgustos….
Qué diferencia con la organización de la Cabalgata de Reyes de Valldoreix. Gracias a Dios no han sido nada originales y los Reyes de Oriente han venido cómodamente en carroza – que para traer regalos tiene más capacidad que los camellos – vestidos con unas hermosas túnicas y los niños han disfrutado maravillados del espectáculo, emocionando a sus padres que recreaban su niñez en los ojos de sus hijos. Melchor, Gaspar y Baltasar han visitado Valldoreix y los niños han sido niños disfrutando de la Cabalgata de Reyes. Nada más. Y hemos bebido chocolate caliente. Sin independencia. Alguien debería tomar ejemplo de cómo se hacen las cosas aquí.
Si yo soy capaz de haber llamado por teléfono, para desear Feliz Navidad y próspero año nuevo – obediente a los dictados propagandísticos de las felicitaciones Navideñas – a personas muy queridas y que por amargas vicisitudes que nos ha impuesto la vida y nuestra propia estupidez no tengo casi contacto con ellas, ustedes pueden ser capaces de dejarnos en paz al 50…49… 48… 47…. 46… 45….(y bajando) % de los catalanes que los estamos sufriendo durante los 11 meses y 15 días restantes del año. Por favor, qué es época de paz….
Mi consejo es que tendrían que haber sido ustedes más inteligentes y haber dejado las fiestas tranquilas para seguir engañando a la gente el resto del año, en cambio se les ha visto el plumero porque se han pasado de frenada, señores, no todo vale y menos en Navidades y mucho menos con nuestros niños.
FELIZ AÑO 2017!!!! (A todos menos a ustedes, siéntanse excluidos, por favor. Y ATENCIÓN: EL CARBÓN NO SE COME)
Comunicació C’s Sant Cugat
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