Als que corren en un laberint, la seua mateixa velocitat els confon. (Seneca)
Asistimos a los envites de un nacionalismo catalán y golpista que, bajo la batuta de un maniaco (al parecer dispuesto a repetir las desgracias de la historia),se ha echado al monte manifestando rebeldía a las leyes democráticas y a las sentencias del Tribunal Constitucional garante de nuestras libertades , situándose así en un alarmante punto de no retorno de imprevisibles e inevitables consecuencias.
Con una irresponsabilidad manifiestamente delictiva los nacional catalanistas de CDC, importándoles un bledo esa Cataluña que tan desaforadamente jalean y que, con tanto empeño y pueril exclusividad se jactan en representar, han decidido enfrentarse al Estado español, inmersos en una agresividad ideológica sin precedentes, apoyados en la perversión moral que supone la defensa a ultranza de veleidades y supremacías lingüísticas y/o históricas tergiversadas y ocultas de imposible justificación. Todo ello en aras de conseguir una independencia utópica que pueda dar respuesta a todos sus problemas.
En medio de todo este egoísmo colectivo se sitúa una parte de la sociedad catalana hábilmente instrumentalizada, amoldable y conformista que, con el nuevo mesías Artur Mas a la cabeza y en lo que parece ser su último desafío político (no por eso menos trufado de presuntas corruptelas personales y de partido) se encuentra participando de un viaje a ninguna parte.
Enfrente, la otra Cataluña plural, amante de la ley, abierta, moderna, solidaria y europea, participe de la realidad española y comprometida en el sentimiento pluregional y colectivo. Esa otra Cataluña, educada en el cuidado de las virtudes cívicas que precisamente fomentan una conciencia nacional fuerte como país desarrollado.
Esa otra Cataluña, exigente en el cumplimiento de las leyes y alejada de aventuras secesionistas que nos conducen al caos y al desarraigo social.
Es pues hora de reflexionar. Es mucho lo que está en juego. El falso y perverso debate de la supremacía identitaria y el histriónico hecho diferencial catalán separatista, no debe hacernos caer en pesimismos y/o resignaciones forzadas.
Tenemos la responsabilidad de situarnos en la defensa de una Cataluña de todos y para todos dentro de España. Una Cataluña solidaria y respetuosa con la Constitución y las leyes y que, a la vez, sea ejemplo de progreso dentro de la realidad europea. Por esa realidad deberemos luchar los catalanes de bien seguros de que las próximas generaciones nos lo agradecerán.
Antonio Rios es afiliado a la agrupación de Ciutadans en Sant Cugat
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