Sin ánimo de realizar un artículo rimbombante y pedante quiero constatar mi desacuerdo total y absoluto con la impunidad otorgada de manera tan cruel y burlona para con los que somos las víctimas de un sistema de justicia generalmente cutre y mal montado, pero en mi opinión la gente que lo compone tiene buenas intenciones y por ello, sé y me consta personalmente que trabajan duro para mejorar el sistema de justicia y que este preste a quién lo precise una mejor asistencia.
Da la sensación de que fue ayer cuando estábamos en el ahorro, recortes y austeridad, y de un tiempo a esta parte parece que en los bancos en vez de ventanilla habrá barra libre, se está volviendo a abrir el grifo del dinero como si lo acontecido años atrás y lo sufrido en el presente hubiese sido producto de la más desagradable imaginación.
Al hurto de quedarse con dinero que no es de quién lo toma, siempre se le ha llamado meter la mano en la caja, nunca nos pudimos imaginar que una frase hecha pudiera ser tan literalmente aplicada en España y por defecto en Cataluña, y de repente una generación de políticos, sindicalistas amigos de los unos y de los otros, que no tenían ni la más remota idea de lo que era una entidad bancaria se sentaron en los consejos de administración, y en cuanto cogieron algo de confianza metieron la mano en la caja, o mejor dicho en las Cajas.
No se hizo de una manera burda como hacen los facinerosos llevándose el dinero en unas bolsas de basura, sino con unos sueldos ostentosos, indemnizaciones opulentas y planes de pensiones reservados a grandes fortunas.
Lo burdo es su asombro de que eso no estuviera dentro de un orden, lo grosero es su aire inocente, después de arruinar unas entidades que ha costado miles de millones de euros a los contribuyentes para su rescate, lo nauseabundo es que este atraco con visos legales se llevó a cabo en toda España sin que se escandalizara ni la derecha ni la izquierda.
Me jacto cuando leo ciertos artículos sobre la Constitución del año 1978, recordemos pues que esta fue la que dio paso a la actual democracia, tales como el Artículo 14 “Los españoles somos iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
Pues somos muchos los que nos preguntamos una y otra vez, ¿Dónde está esa justicia igualitaria y supuestamente magnánima cuando a diario salen escarnios públicos? ¿Dónde están los millones y millones del ‘molt honorable’ y familia? ¿Dónde se hallan los millones del Palau de la Música, las “supuestas” mordidas del 3%, las cuentas en “B” de algunos partidos políticos y de los ERE de Andalucía?
Me viene frecuentemente una pregunta a la mente cada vez que leo o veo las noticias. ¿Es realmente la justicia lo rápida y justa como debería ser? ¿Debemos ser realmente los contribuyentes los que tenemos que pagar las lujosas estancias de los pocos estafadores y timadores que actualmente se encuentran en la cárcel como si eso fuera un premio meritorio a su carrera?
Nada más que alegar señoría.
Javier Paulo Rodríguez es miembro de la Agrupación de C’s Sant Cugat
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